Hoy me ha llegado un enlace a una iniciativa del programa Visiona de la Diputación Provincial de Huesca, provincia dónde parecen tener una sensibilidad especial para cosas relacionadas con la Historia Familiar y, a lo mejor debido a la gran tradición de su extraordinaria fototeca, también para lo relacionado con la importancia de lo audiovisual en la búsqueda de la historia de las familias y lugares.

Se trata del álbum de Huesca, donde los particulares pueden añadir sus fotos favoritas sobre un tema para construir un mapa colaborativo de imágenes relacionadas con la provincia. Y, por supuesto, la primera tanda tenía que ser en torno al álbum familiar. Las fotos elegidas y que se pueden ver en la web pueden seleccionarse por temas o épocas y recogen todo tipo de momentos, algunos más tópicos junto otros más inusuales cuya elección responde a los recuerdos relacionados con la imagen o las percepciones subjetivas de quien la envía.

Momentos que abarcan desde el siglo XIX hasta este mismo año y al verlas uno no puede evitar pensar en Genealogía. Tanto con las imágenes mas antiguas como con las más modernas, porque la genealogía no tiene límites temporales, y tanto con las mas esperables -retratos, fotos de eventos o vacaciones- como con las más inesperadas. Y es que cuando hoy nos hacemos un selfie no estamos pensando en como lo verán nuestros tataranietos o si serán capaces de identificarnos, pero ahi estará –o no– esa imagen para ilustrar los recuerdos familiares y que cosas eran las que hacíamos en nuestro tiempo libre o que costumbres pintorescas del momento practicábamos.  Y lo mismo le pasaba a nuestros tatarabuelos cuando se retrataban hace 100 años. Querían conservar una imagen suya o recordar un hecho importante, pero no imaginaban que ese momento atrapado en el tiempo acabaría siendo un documento que describiese como era la vida y la sociedad de entonces o que desvelase aspectos de nuestro entorno o nuestra personalidad.

Pero unos y otros, en 1850 o en 2019, y aunque sea sin proponérnoslo, estamos haciendo genealogía, igual que el funcionario sumerio que inventó la escritura cuneiforme empezó la Historia cuando creía que simplemente estaba inventando un sistema para organizarse mejor las cuentas.

Cada vez que os hagais una foto y, sobre todo, cuando la imprimais o elaboreis uno de esos álbumes digitales pensad en que no solo va a servir para que dentro de unos años repaseis lo que hicisteis en el verano del 2019. Es muy posible que en el futuro ayude a alguien a saber como se vivía en ese loco siglo XXI, a ilustrar cosas que se saben o se piensan sobre quienes éramos o simplemente a poner caras a los nombres recién descubiertos para un árbol genealógico.

¡Sonreid!.