Hasta los tatarabuelos y mas allá

Una duda que asalta inevitablemente al genealogista principiante en cuanto traspasa los límites de la memoria familiar es como referirse a todos esos ancestros que precedieron a los que todos nombramos habitualmente, vease abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Lógicamente, pues nunca antes nos habíamos visto en tal situación. Antes de empezar en la genealogía, pensar en gente que vivió cuatro o cinco generaciones atrás ya era ciencia ficción.

Cuando empezamos a contar a nuestros allegados que hemos averiguado como se llamaban los abuelos de la bisabuela Perica, solemos hacerlos así: «he encontrado a los abuelos de la bisabuela Perica». Pero pronto este remedio se queda corto, porque la bisabuela tambien tiene bisabuelos y tatarabuelos y los tatarabuelos de la bisabuela también tienen padres, abuelos y tatarabuelos. Así que llega el segundo remedio y empezamos a usar términos rebuscados como tataratatarabuelos, requeteabuelos y otros palabros más o menos originales.

Pero hay poco por inventar. En realidad ya existen términos para referirse a todas las generaciones por muy lejanas que sean en el tiempo y, por supuesto, tienen su lógica matemática.

Una de las opciones es la que a los padres de los tatarabuelos llama trastatarabuelos y a los descendientes de estos (yo) choznos. Mas allá del trastatarabuelo vendría el pentabuelo, hexabuelo, heptabuelo, octabuelo, nonabuelos, decabuelo, endecabuelo, dodecabuelos y así sucesivamente usando siempre el prefijo griego.

Pero la que sería mas correcta y para mi mas sencilla y por tanto la que siempre uso es la que, más allá del tatarabuelo, indica cada nuevo ancestro precediéndole de un ordinal en castellano. O mejor aun, con el ordinal después.