
Suelo decir que mi bisabuelo Juan sobrevivió a la guerra (Filipinas) pero la perdió y que mi tio abuelo Antonio ganó la guerra (civil) pero no vivió para verlo.
Pero este post no es sobre eso. O si. Trata sobre todas esas batallitas de abuel@s y tios abuel@s que me habría gustado que alguien guardara para poder saber, leer o escuchar. Un dia alguien las escuchó, pero olvidó contárselas al siguiente de la lista y hoy se han perdido para siempre. Todo lo que podamos encontrar en la documentación es inutil al lado de la narración de la experiencia personal que, seguramente, hijos, sobrinos y nietos escucharon. Con sus detalles y sus exageraciones, embrión de lo que luego ya sería leyenda familiar, con sus anécdotas más divertidas, con las emociones que transmitían.
¿Que contaría mi cuarto abuelo Hermenegildo sobre su experiencia en la batalla contra el francés?. A lo mejor nada, si fue algo tan traumático (perdió a buena parte de su familia en esos dias) que prefería no recordar, pero eso tambien nos habría transmitido algo. Pero si lo hizo, en algún momento sus sucesores dejaron de darle importancia a esas batallitas y dejaron de contarlas.
¿Y mi doceavoabuela Ana?¿Que pensaba, que sentía y que le movió a trasladarse a Mesones de Isuela y ocupar la casa de un morisco expulsado?¿Como fueron esos primeros días en su nuevo hogar?¿Como les fue los años siguientes?. Yo puedo intuirlo, pero nunca saberlo con seguridad. Seguramente ella le contó algo a sus descendientes, pero alguien decidió no seguir la cadena.
No se si mi bisabuelo Juan contaba muchas batallitas de Filipinas. Se que alguna de sus hijas no vio tan importante contar cosas que sabía sobre su familia y en el aire solo quedaron algunas leyendas. Antonio no tuvo tanta suerte. Murió antes de regresar y sus cartas son un montón de trazos edulcorados para tranquilizar a su padre y hermanos. Ahora yo tengo que trabajar el doble para reconstruir lo poco que pueda de todo lo que realmente vivieron.
Te propongo que te adelantes a lo inevitable. Recoge esas historias que te cuentan o te contaban tus mayores en algunos de los múltiples formatos escritos o audiovisuales que tenemos a nuestra disposición. Guardalos bien. Pásalos al siguiente cronista de tu familia. A ver si esta vez hay más suerte.
(Imagen: dibujo de mi tio abuelo Antonio publicado en el periodico El Noticiero el 10 de julio de 1937)